El cuaderno de Bitacora  
 
  Cuando el grajo vuela bajo 22-01-2025 04:45 (UTC)
   
 

 

Cuando el grajo vuela bajo
Andrés calderón

La coyuntura para este año se presenta desfavorable para la economía con las principales economías mundiales entrando en recesión, las tasas de paro incrementándose, los déficits públicos por las nubes y los resultados empresariales a la baja. Por estas razones los mercados financieros como en crisis anteriores han anticipado en el 2008 lo que está ocurriendo a día de hoy en la economía real y seguramente seguirán haciéndolo durante gran parte del presente ejercicio.
 
No obstante y analizándolo por partes, no todo es negativo a pesar de no ver síntomas en el corto plazo de mejora en el mercado inmobiliario residencial americano, punto de partida del fatal desenlace que vivimos ahora.
 
Hay ideas de inversión e indicadores prometedores que invitan al optimismo. Asumiendo que cada crisis es diferente a las anteriores, la estadística nos enseña que el mejor momento para comprar acciones es cuando la economía se contrae, los mercados caen y los tipos de interés bajan de forma significativa. En los últimos 40 años, sólo se han presentado 42 meses en los que se han dado estas tres variables al mismo tiempo y la su consecuencia ha sido que en los 12 meses posteriores se ha conseguido una rentabilidad media del 21% y la probabilidad de lograr rentabilidades positivas es del 80%.
 
En el mercado de renta variable es evidente que algunos valores cotizan con grandes descensos y que se atisban excelentes oportunidades para invertir a largo plazo, por el contrario la excesiva volatilidad existente en el corto plazo hace que los inversores más conservadores (incluyo los que decían que no lo eran en tiempos mejores pero que la realidad les ha demostrado lo contrario) aún no encuentren confort suficiente para tomar posiciones estables en bolsa.
 
En este tipo de activo, nos centraríamos en sectores menos expuestos a la evolución del gasto de los consumidores. Sector tecnológico sobre todo el relacionado con la infraestructura y almacenaje de datos que está experimentando tasas de crecimiento de doble dígito. Existen cuellos de botella de los que beneficiarse (Google, Cisco, EMC.... Sector salud con capacidad de generación de flujos de caja. El juego en época de crisis también suele comportarse bien. Mantener la infraponderación en el sector financiero parece lo más prudente para el presente ejercicio a pesar de las correcciones que llevan, la preocupante escalada de la tasa de morosidad con su consiguiente merma de margen de cobertura hacen peligrar los futuros beneficios de muchas entidades que todavía están en positivo.
 
Los famosos Hedge Funds están pasando por momentos muy delicados y gran parte de ellos han tenido que deshacer sus posiciones para hacer frente al gran número de reembolsos, situación similar a los tradicionales fondos de inversión. De cara a la nueva composición de sus carteras, si hay algo líquido por antonomasia, incluso por encima de la deuda gubernamental, son los grandes títulos de renta variable.
 
Cambiando de tipo de activo, en las últimas semanas se está hablando y publicando mucho sobre la conveniencia de los bonos corporativos. A priori bonos corporativos de empresas de alta calidad crediticia en sectores estratégicos para la economía es una buena alternativa de inversión para el medio plazo. Las mayores exigencias en cuanto al coste de financiación para las empresas por la falta de fluidez del sistema financiero hacen que los diferenciales a los que se están financiando las empresas por encima de la deuda pública están en los niveles más altos desde la crisis del 29. Esto hace que se estén pagando por emisiones a tipo fijo de entidades como Repsol, Telefónica, Iberdrola a plazos entre 3-5 años rentabilidades entre el 4-7% según el plazo y el emisor. El pequeño inversor puede acceder a este tipo de activo de forma eficiente a través de un fondo de inversión ya que diferimos el efecto fiscal, podemos traspasar las plusvalías acumuladas en otros fondos sin tributar, construir una cartera más diversificada, conseguir mejores precio por volumen y tener liquidez total o parcial diaria. No obstante conviene analizar con detalle la composición de las emisiones que tiene la cartera (evitar elevado peso de financiero salvo que estén con aval del Estado) y duraciones excesivamente largas.
 
 
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