Los efectos económicos de la gripe A
La gripe A se denominó inicialmente gripe porcina por su procedencia, pero el 30 de abril de 2009 la OMS decidió cambiar esta denominación por la actual, gripe A (subtipo H1N1), por las drásticas consecuencias que estaba acarreando ese nombre. Esto es precisamente lo que nos va a ocupar en estas líneas.
Sí es cierto que este tipo de gripe procede de la especie porcina y que es contagiosa para los humanos, como ya se ha visto. Según la USDA (United States Department of Agriculture) la cepa del virus de la gripe porcina es una mutación del virus de la gripe aviar y el contagio pudo ocurrir en el año 2006 en EE.UU. Entonces el virus se encontraba en un estadio primario de su desarrollo y sólo se contagió entre algunos cerdos, pasando después de un tiempo a cerdos de Méjico. Allí la cepa ya desarrollada se contagió rápidamente de cerdos a humanos, ya que en las paupérrimas zonas rurales los campesinos viven en una misma casa con su cerdo y demás animales domésticos. Es fácilmente comprensible que de esta manera la gripe se contagiara a estas personas, y estas la contagiaran a más, al ser un virus contagioso también entre humanos.
Paulatinamente el virus fue extendiéndose por Méjico y después al resto del mundo, y entonces saltaron las alarmas. Aquí los medios de comunicación tuvieron un papel muy importante porque provocaron que cundiera el pánico, publicando noticias inexactas y exageradas. Esto llevó a la confusión y al pavor de los consumidores, que dejaron de comprar productos de origen porcino. Lo que los medios no comunicaron es que la gripe solamente se contagia por la vía respiratoria. Se podría consumir la carne de un cerdo contagiado sin contraer el virus. Tan exagerados fueron los efectos que se llegó a vetar la entrada a productos porcinos en diversos países, como ocurrió con el jamón ibérico en Rusia. Afortunadamente, ese veto se levantó al cabo de unos días al resultar evidente que el jamón no contagiaba el virus.
Pero el daño ya estaba hecho y la industria comenzó a notar un descenso de las ventas. Los consumidores veían con temor las noticias que les iban llegando diariamente y desarrollaron una alta susceptibilidad a los productos derivados del cerdo, dejando de comprarlos en muchos casos.
Esto ha afectado enormemente al sector, especialmente a la industria del cerdo ibérico, que ya de por sí estaba sumida en una grave crisis, y las ventas han descendido considerablemente. Esto llevará a las empresas a ajustar sus costes, y de este modo, muchos trabajadores tendrán que irse a la calle. Las empresas pequeñas y medianas serán las que más sufran y posiblemente muchas desaparecerán. Una de las consecuencias para el Estado es que desciende la recaudación de impuestos. En este sentido, mi humilde opinión es que debería apoyar a estas empresas e incentivarlas a que exporten sus productos para evitar el colapso de este sector tan debilitado y al mismo tiempo importante para la economía.
En España se han tomado muchas precauciones en torno a la crianza de los cerdos ibéricos con denominación de origen. Especialmente el Consejo Regulador de “Dehesa de Extremadura” ha extremado las medidas controlando más de cerca, si cabe, los cerdos en el campo.
Estamos ante una pandemia escasa o moderadamente letal. El número de muertes es comparativamente bajo. En todo el mundo han fallecido 2.419 personas, cifra que sitúa a esta nueva gripe como peligrosa, pero más benigna que la gripe común, ya que las cepas que la producen mutan de un año a otro.
Es cierto que en invierno puede que aumente el riesgo de contracción de la gripe con el frío, pero para entonces las Autoridades Sanitarias ya deberían estar preparadas y la población convenientemente protegida por medio de vacunas. Esperemos que no llegue al peor de los extremos y que en España descienda pronto el número de afectados como está ocurriendo en los demás países europeos.