El cuaderno de Bitacora  
 
  Imposición de la Homosexualidad 02-02-2025 08:58 (UTC)
   
 
IMPOSICIÓN DE LA HOMOSEXUALIDAD
 
Juan Silvela
 
Considero que la práctica homosexual no es buena y tampoco natural y me parece que tengo todo el derecho para manifestarme en este sentido. Esto no quiere decir que presione para que se les persiga, en absoluto, o que se les margine en el trabajo o de cualquier otra forma, ni tampoco que se les insulte o maltrate de obra o palabra. 

Como hombres y mujeres tienen el derecho indiscutible de todos los seres humanos a ser tratados dignamente, pero esto no conlleva que yo apruebe su actitud u opción, sobre todo si es pública.
 
Personalmente la sodomía me produce gran aversión y las relaciones sexuales entre mujeres también. Por respeto al lector, prefiero no entrar en detalles, pero, repito, no considero las citadas prácticas como naturales, a pesar de que insistan en que son muchos; para justificarlo, manipulan las estadísticas hasta multiplicarlas por 10. Aunque no se diga, estas relaciones tienden a la promiscuidad por la insatisfacción que producen, pues nunca las parejas alcanzarán una complementariedad intelectual y moral suficiente por medio de su práctica. Por tanto, es difícil que consigan establecer unas relaciones duraderas y leales más allá del sexo. Sus uniones, por muy legalizadas que estén, pocas veces llegan a ser estables y, comparándolas con el matrimonio tradicional, resultan una deforme caricatura. Frecuentemente, su vida suele ser un calvario y, con la aparición del sida, hasta peligrosa. Los sicólogos y siquiatras, aunque sólo algunos se atreven a manifestarlo, lo saben. Gerard Van Der Aardweg, en su libro: Homosexualidad y esperanza (editado en España por EUNSA -Pamplona, 1997), afirma que la persona homosexual no existe como condición constitutiva de la especie humana. Por eso, muchos homosexuales asumen su tendencia como una patología y buscan ayuda terapéutica. Van Der Aardweg asegura, además, que estos pacientes pueden ser curados. Lo afirma después de 20 años de estudios y con la experiencia de haber tratado a 250 personas que acudieron a él con este problema. Su método consiste en hacer que los diferentes aspectos de su personalidad, que no han madurado, lo hagan.
 
Estos son los motivos que me llevan a rechazar la propaganda y proselitismo exhibicionista, agresivo y descalificador, de varios colectivos gay,como se ha podido comprobar en su última manifestación organizada en Madrid, sabedor de que me arriesgo a ser acusado de homofobia. Sería injusto, pero suele ser una forma de actuar demasiado frecuente, paradójicamente antidemocrática, de los promotores de la verdad consensuada, cuando pretenden suplantar a la verdad objetiva.
 
 
 
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